Curiosidades

El caballo, un mito romántico/erótico donde los haya

El caballo pertenece a ese grupo de animales que tiene un halo romántico y legendario que los hace especiales en muchísimas culturas, y casi desde el principio de la humanidad (como otros que pueden ser el león, el oso, el águila o el lobo, por poner algunos ejemplos). Los pueblos cuyas creencias supraterrenales estaban más en contacto con la naturaleza los habían subido a la categoría de totems, seguramente porque fue una de las especies animales que formaron parte de la domesticación de los primeros seres humanos. Vamos, que el caballo como raza casi nos ha acompañado desde el principio de nuestro tiempo, también.

En cualquier cultura se pueden encontrar relatos, historias y leyendas de carácter romántico donde el caballo a veces tiene un gran papel protagonista. Podemos nombrar por ejemplo al caballo blanco en el que el príncipe azul siempre acude al rescate de la princesa; o el caballo de Atila, el de Alejandro Magno, o incluso el legendario Pegaso. Si nos quedamos en suelo patrio, también tenemos al caballo de El Cid, el de las leyendas árabes, y todo aquel imaginario de bandoleros andaluces que surcaban las sierras andaluzas durante la época de la invasión francesa, un poco los Robin Hood del Sur peninsular.

En cualquier país se pueden encontrar leyendas protagonizadas por equinos, y en todas ellas el carácter romántico y aventurero es más que evidente. Claro que, pasando el tiempo, el romanticismo ha ido tornando en otra cosa, y puestos que estamos en pleno tiempo de liberación sexual, este mito del caballo ha ido adquiriendo cada vez más un sentido erótico, incluso decididamente lascivo. ¿O acaso es una casualidad que el sitio donde se entrenan los caballos, el picadero, se llame exactamente igual que el lugar dedicado a tener sexo libre y sin ataduras? Si hasta ahora no habías hecho la conexión, párate a reflexionar un poco.

La nueva literatura erótica tiene muchos recursos, pero tampoco duda en usar el caballo para sus historias, dándoles decididamente un carácter sexual mucho más acusado que antaño. Las obras están llenas caballeros medievales, vikingos, highlanders, indios, aristócratas y cowboys cuya una de sus mayores y más seductoras características es el gran dominio que tienen de sus monturas. Llevarse a la chica a la grupa, e incluso un paseo con tocamientos calientes mientras ella está sentada delante de la silla es un recurso bastante usado en este tipo de literatura, pero qué te digo: sigue funcionando como dios.

¿Y qué me dices de la pornografía? Cierto es que los videos xxx que todos acostumbramos a ver en las webs porno no tiran mucho de estos clichés, imagino que por la dificultad de unir sexo explícito y equinos en la misma escena. Si algo eligen de todo esto, es quizá el macizo estilo vaquero, una imagen contemporánea del seductor que hace que todas las tías mojen las bragas solo con verle (como antaño lo hacían todos esos iconos que hemos nombrado anteriormente). Sin embargo, no hay duda de que como ambientación es de lo mejor, no se puede negar.

Oye, y las tías que controlan las monturas también ponen un montón, no te vayas a creer. Un mito erótico importante son las amazonas, aquellas guerreras legendarias que formaban parte de la mitología griega, y que mantenían su propia sociedad matriarcal usando a los hombres para el sexo y la reproducción, para darles muerte después. Esas mujeres eran consumadas jinetes, y es una pena que en la actualidad no haya un equivalente tan sensual y libidinoso, listo para ser usado para crear las fantasías más mojadas de mujeres montadas a caballe que te puedas imaginar.